Hay por lo menos un precio internacional que podría complicar los planes del Gobierno de mantener la inflación a raya. Se trata de la suba del petróleo internacional, la cotización del Brent —el precio del barril que se extrae en el Mar del Norte y se utiliza como principal marcador del comercio exterior de crudo en Occidente— cerró el viernes en US$ 81,06 dólares y que de esta forma acumula un aumento del 9% en lo que va de enero.
De esta manera, el precio internacional del crudo se mete en la agenda económica del gobierno de Javier Milei porque presiona al alza el valor de los combustibles en un momento en el que el ministro Luis Caputo quiere quebrar la barrera del 2%.
Según señala en Ecojournal, el periodista Nicolás Gandini -especialista en el tema energético- el entorno de ministro Caputo se mantendrá en un compás de espera para ver cómo evoluciona el Brent en la última semana de enero antes de decidir un nuevo aumento en YPF (la petrolera de bandera) que una vez que toma la decisión produce un efecto derrame en el resto de las estaciones de servicio.
La suba del Brent podría poner pausa al esquema de aumentos diseñado por Economía para los precios regulados de la energía (tarifas) y también para las naftas y gasoil, un negocio libre en la teoría, pero controlado por YPF en la práctica. Según señalan desde Ecojournal, si el Palacio de Hacienda repite el criterio que viene llevando adelante, el aumento tanto de las facturas de gas natural y electricidad como el de combustibles en febrero no debería superar la barrera del 2% mensual». El interrogante que se plantea, entonces, es qué hará YPF frente a la suba del Brent. Si el precio internacional se mantiene en la banda de los US$ 80, lo lógico sería que el traslado a surtidores se materialice en una suba superior a ese 2%.
«Por eso, si YPF quisiera mejorar parcialmente su margen de refinación para poder reconocerle a los productores no integrados —Vista, Tecpetrol, Chevron, Pluspetrol, Shell, Pampa, CGC, Phoenix y Aconcagua, entre otros—, la suba de los combustibles el 1º de febrero debería ubicarse más cerca o por encima de la frontera del 5% que de la del tope del 2% que permitió Economía en el último trimestre del año pasado», explica Gandini.
Si se confirma la segunda opción el interrogante se desplazará hacia el suministro de gasoil en la antesala de la cosecha gruesa de soja, trigo y maíz. La Argentina importa más de un 10% del diesel que se vende en el mercado local. Para los expertos, entonces, si la brecha entre el precio doméstico del gasoil y el de importación se ensancha, los refinadores tendrán menos incentivos para traer gasoil importado.
La principal palanca que tiene el Ejecutivo para encauzar la conversación con los productores no integrados de petróleo es el incremento de los saldos exportables de crudo desde Vaca Muerta. Con el mercado local abastecido, las petroleras están en condiciones de direccionar su producción incremental de crudo hacia el mercado de exportación y recibir precio internacional pleno (menos derechos a la exportación).
SN
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