A cinco meses de los devastadores incendios que afectaron la zona de Confluencia, un nuevo foco ígneo subterráneo fue detectado en las inmediaciones del arroyo Encanto Blanco. Desde hace tres días, brigadistas del Servicio Provincial de Lucha contra Incendios Forestales (SPLIF) trabajan para sofocar este rebrote, cuya particularidad ha despertado la atención de la comunidad científica.
El titular del SPLIF, Jorge Cuevas, explicó que el foco se encuentra fuera del área natural protegida, aunque en una zona que ya había sido afectada por el fuego en febrero. Lo llamativo es que el nuevo incendio tiene como origen la ignición de carbón mineral, algo inusual en los incendios forestales de la región.
“Este gigantesco incendio de Confluencia nos dejó situaciones de gran valor técnico y científico. Estamos acostumbrados a incendios subterráneos en turba, pero esto es diferente: aquí arde carbón sedimentario”, detalló Cuevas.
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Según el responsable del SPLIF, estas formaciones geológicas se originaron hace miles de años, producto de la acumulación y la combustión incompleta de materia vegetal bajo capas de sedimento y presión. En la zona comprendida entre el Encanto Blanco y la confluencia del río Azul, el fuego de febrero consumió la superficie del bosque, y con el paso del tiempo el oxígeno logró reactivar material incandescente atrapado entre raíces y rocas, generando el actual foco subterráneo.
El hallazgo fue posible gracias al aviso de vecinos que recorrían el lugar y detectaron una columna de humo. “No fue detectado por nuestros patrullajes. Los vecinos alertaron y de inmediato los brigadistas acudieron para constatarlo”, reconoció Cuevas.
En cuanto a su dimensión, el jefe del SPLIF precisó que el foco alcanza unos 12 metros de largo, con sectores aún activos. Aunque no implica un riesgo inmediato para la población, mantiene en alerta a los equipos debido a su localización en una zona de difícil acceso.
Por la rareza del fenómeno, un equipo de científicos del CONICET ya se encuentra en el lugar realizando estudios. El evento ofrece una oportunidad única para analizar procesos geológicos vinculados a la formación de combustibles fósiles y su interacción con los incendios forestales, convirtiendo el sitio en un verdadero laboratorio natural.