El fenómeno preocupa en consultorios y ópticas de Comodoro Rivadavia: cada vez más niños presentan problemas de visión, y lo hacen a edades más tempranas. La causa principal, coinciden especialistas, es la sobreexposición a las pantallas, un hábito que se profundizó con la pandemia y que hoy se sostiene en hogares donde celulares y tablets son parte del día a día.
El médico oftalmólogo Juan Ignacio Sahonero advirtió que la tendencia es clara: “Se produce rápido esto, porque todo el mundo tiene acceso a la pantalla y los padres no cuentan con información adecuada. Piensan que es algo más, pero no, genera mucho daño. Y no solamente a nivel oftalmológico”.
Según explicó, cada vez llegan al consultorio niños más pequeños con síntomas: “El tema arranca con chicos de dos años. El celular libera dopamina, genera bienestar y eso produce un patrón de adicción en el niño. No pueden controlar la necesidad de estar frente a la pantalla. Y ese hábito lleva a que el ojo se alargue, se produzca miopía y además se altere el ritmo circadiano, afectando el sueño y, con eso, el desarrollo, la memoria y el sistema inmune”. Para Sahonero, el mensaje debe ser claro: “Una vez que vos sabés que esto genera adicción, no es un poquito, un ratito. Es cero pantallas hasta los seis u ocho años”.
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La oftalmóloga Liliana Scida coincidió en que la pandemia marcó un punto de inflexión: “Antes los chicos ejercitaban la visión lejana al salir de casa, mirar edificios, árboles, el cielo. Con el encierro, todo se redujo a mirar una habitación de dos metros y la pantalla. Eso promovió la miopía, que es la dificultad para ver de lejos”.
Scida subrayó que la falta de luz solar y la fijación prolongada en visión cercana son un combo dañino: “Si el cerebro registra poca luz, cree que es de noche y promueve el crecimiento ocular, lo que alarga el ojo y potencia la miopía. A eso se suma la sequedad ocular, que lleva a que los chicos se froten los ojos, lo que puede generar astigmatismo. Hoy vemos no solo más miopía, sino también un aumento de astigmatismo en pacientes pediátricos”.
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La especialista recomienda limitar la exposición a pantallas a un máximo de dos horas diarias y privilegiar la vida al aire libre: “La principal herramienta para prevenir la miopía es que los niños pasen al menos dos horas por día jugando afuera, caminando, mirando el horizonte, expuestos a la luz natural”.
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Desde la óptica, Rodrigo Salazar, dueño de un local en Comodoro, confirma la tendencia: “Sí, hay mucha más cantidad de chicos que necesitan lentes, y a edades cada vez más tempranas. Generalmente lo que aparece es la miopía, aunque también algunos astigmatismos. Hace poco participé en un congreso en Córdoba y se habló de una alerta global: la miopía crece en el mundo entero y se da cada vez a menor edad”.
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Salazar destacó que el aumento de diagnósticos también se relaciona con una mayor exigencia de controles: “Hoy muchos colegios piden un examen oftalmológico al inicio del ciclo escolar, y eso permite detectar los problemas antes. Antes un padre se daba cuenta porque el nene se acercaba mucho a la tele. Ahora los detectamos en chicos de 4 años en el jardín”.
En cuanto a los costos, Salazar explicó que un par de lentes para niños puede conseguirse desde 60 a 70 mil pesos, aunque varía según el cristal y el armazón. “No será el mejor filtro del mercado, pero es funcional y durable”, sostuvo.
La conclusión de los especialistas es unánime: la miopía y otras patologías visuales en niños están en aumento, y la clave para revertir la tendencia está en la prevención. Limitar el uso de pantallas, promover el juego al aire libre y realizar controles oftalmológicos periódicos son medidas fundamentales para proteger la salud visual de las nuevas generaciones.