En los vagones del tren y en las calles, los trabajadores no ocultan su indignación. “Le afanan la plata a los discapacitados, ¿dónde se vio?”, decía un señor con voz cargada de bronca. Otro trabajador resumía el sentir de muchos: “Yo creí en este gobierno y la verdad me sentí mal. Milei mintió porque dijo que iba contra la casta y con los que más tenían, y no con los pobres. De nuestro bolsillo sale todo lo que ellos están haciendo”.
El ajuste golpea en cada hogar: “Cada tres meses me aumenta el azúcar, el arroz, el aceite, el boleto para el tren”, contaba un obrero, “y nosotros, los trabajadores, no tenemos aumentos”. La crítica a la oposición tradicional es directa y sin filtros: “Hay muchos políticos peronistas que se han dado vuelta, que son traidores. Ya fue el peronismo, aparecen siempre los mismos. Es un momento de votar a conciencia, votar a la izquierda, necesita una oportunidad”.
La izquierda, por su parte, aparece como la voz que acompaña y defiende a quienes más sufren. “No puede ser que los diputados y los senadores ganan lo que ganan. La izquierda lo dona, Del Caño se da vuelta y se la da a la gente”, decía un trabajador. Otro agregaba: “Myriam y Del Caño son los que están siempre en las calles. La izquierda es la única que está, alzando la voz, poniendo un freno a este gobierno. Con los jubilados, están en primera fila. Desde la oposición no hay nadie”.
La bronca se combina con la necesidad de acción inmediata: “No estamos encadenados, podemos salir otra vez a protestar. La CGT está dibujada. Tendríamos que hacer un montón de paros para que se vaya este tipo”, señalaban varios trabajadores. El mensaje es claro: los laburantes están cansados de los privilegios de unos pocos y quieren organizarse, alzar la voz y frenar este saqueo permanente.
Las encuestas reflejan esta creciente movilización política: Myriam Bregman y Nicolás del Caño aparecen como referentes que conectan con la bronca, algo que incluso preocupó a sectores mediáticos esta semana. Las próximas elecciones se perfilan como una oportunidad para darle espacio a quienes realmente defienden al pueblo trabajador y a los sectores más postergados, y para demostrar que la bronca de la calle no se detiene ante los privilegios de los poderosos.