El caso de corrupción que impacta de lleno a toda la cúpula del gobierno tuvo su respuesta por parte del mercado. Durante el transcurso del lunes, el precio de la divisa norteamericana creció y el de los bonos cayó. En respuesta a estos movimientos, y en medio de una semana de vencimientos billonarios, Caputo volvió a subir los encajes bancarios. Primeras señales de un gobierno acorralado que no da respuestas a semejante escándalo.
A medida que pasan las horas, los audios de Diego Spagnuolo siguen salpicando a funcionarios de la primera línea del gobierno libertario. El presidente, tratando de mostrar entereza frente a este caso, en Junín, por medio de un fallido, dejó entrever la situación en la que se encuentra el oficialismo. Mientras tanto, el impacto político de este monumental escándalo de corrupción tuvo su correlato en el mercado financiero. Este reaccionó con nerviosismo durante el lunes, ante la conjunción del caso de corrupción y la presión de los vencimientos de deuda.
Las noticias que vienen surgiendo a partir del sistema de coimas institucionalizadas, donde Karina Milei y “Lule” Menem eran sus principales recaudadores, actuaron como detonante en una jornada ya tensionada, impulsando al dólar libre a saltos superiores al 2% y a romper la barrera de los $1.370, mientras los bonos en dólares operaban con caídas.
Ante este escenario de fuga hacia refugios seguros y con el objetivo explícito de retirar liquidez del sistema para evitar que los pesos presionen aún más la compra de divisas, el Banco Central (BCRA) decidió una medida extrema, que lleva la firma del ministro Luis Caputo: elevar los encajes bancarios a un nivel inédito del 53,5%. Esto significa que por cada $100 que los bancos capten del público, deberán mantener inmovilizados $53,50 en el BCRA.
La decisión fue tomada de forma urgente, sin esperar la reunión del directorio del Central que se realiza los jueves. La medida busca, por un lado, “reabsorber los pesos que sobren”, en línea con la orden del presidente, para enfriar la demanda de dólares. Por el otro, está directamente ligada a la licitación de deuda que el Tesoro Nacional debe enfrentar este miércoles, con vencimientos por un monto que ronda los $8 billones (luego de un canje con el BCRA que redujo el monto inicial de $13,5 billones).
Cómo funciona la medida sobre los encajes
EL BCRA dispuso un incremento escalonado:
- 2 puntos porcentuales adicionales desde este lunes para los depósitos a la vista (cajas de ahorro, cuentas corrientes).
- 3,5 puntos porcentuales adicionales a partir del próximo lunes para el total de las obligaciones en pesos, incluyendo los plazos fijos.
La operación busca que el Central le permita a las entidades financieras cumplir con esta nueva exigencia inmovilizando no solo efectivo, sino también los títulos de deuda pública que adquieran en la suscripción primaria de este miércoles, siempre que tengan un plazo mínimo de 60 días.
Con miedo a volver a fracasar en el “rollover” (renovación de vencimientos), como sucedió la semana pasada, donde solo se renovó cerca del 61% de los bonos a vencer, el gobierno busca con esta medida forzar a que los bancos se conviertan en los principales compradores de la deuda que emite el Tesoro y no caer en un porcentaje tan bajo.
Renovación de deuda y contexto económico
El miércoles, la Secretaría de Finanzas, a cargo de Pablo Quirno, licitará un menú de siete instrumentos en pesos que incluyen Letras Capitalizables (Lecap) a 32, 140 y 182 días, títulos a tasa variable TAMAR y Letras ajustadas por el dólar oficial (dólar linked) a 30 y 140 días. La estrategia es ofrecer plazos que venzan después de las elecciones para atraer a inversores que busquen cobertura cambiaria.
Esta estrategia terminará de estancar el movimiento de una economía que ya venía inmóvil, al restringir aún más el crédito y aumentar las tensiones con el sistema financiero, que ya hace tiempo viene mirando de reojo las medidas del gobierno. .
El oficialismo se encuentra bajo una tormenta sin precedentes, por lo que el mercado, fiel a su naturaleza, empieza a moverse para salvaguardar todos sus intereses. Las medidas de un lado o del otro no acarrean ninguna mejora para la mayoría de los trabajadores, sino todo lo contrario. Esta disputa entre la cartera de Economía por un lado y el mercado financiero junto a los bancos por el otro puede tener un desenlace después de las elecciones, donde la endeble ingeniería diseñada por Caputo se caiga a pedazos.
En definitiva, el gobierno libertario apela a estas herramientas de regulación para contener la volatilidad política inaugurada a partir de la filtración de los audios de Spagnuolo. Con el paso de las horas, el oficialismo no logra dar una respuesta sólida a este escándalo que cubre a toda la cúpula mileista. Mientras el gobierno continúa acorralado, Caputo busca, de cualquier manera, renovar una deuda en pesos que podría desestabilizar su esquema de inflación baja y un dólar contenido entre las bandas. Algo que, de suceder, se traduciría en una nueva devaluación, en un contexto en el que el gobierno lleva 20 meses con los sueldos de los trabajadores sepultados.