El diputado Máximo Kirchner está decidido a lanzar un «plan venganza» contra jueces, fiscales y periodistas, a quienes culpa directamente por la condena firme que pesa sobre su madre, la corrupta expresidente Cristina Fernández de Kirchner.
La ratificación de la pena de seis años de prisión por corrupción y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra Cristina no solo impactó políticamente al peronismo, sino que desató una reacción violenta en su núcleo más duro.
Según diversas fuentes, el diputado nacional y líder de La Cámpora explota de bronca y amenaza en la intimidad: “Nos vamos a vengar de cada uno de los que metió presa a mi vieja”.
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Además, varios referentes del kirchnerismo le aseguraron a periodistas: «Déjense de joder, muchachos. Miren que va a haber vuelto por esto«, en una clara amenaza.
Lejos de adoptar una postura institucional frente a una sentencia judicial emitida por el Tribunal Oral Federal N°2 y validada en instancias superiores, el kirchnerismo parece optar por la escalada de violencia antidemocrática.
La semana posterior a la condena se multiplicaron las amenazas, ataques y hechos intimidatorios dirigidos a actores del Poder Judicial y a periodistas de diversos medios. Lo que comenzó como una movilización de apoyo se transformó en un clima enrarecido, con señales claras de que lo que se busca no es justicia, sino venganza.
Los ataques del kirchnerismo
En uno de los hechos más repudiables, encapuchados violentos, pertenecientes a La Cámpora, atacaron el edificio del canal TN y rompieron autos de periodistas e invitados. En paralelo, las sedes de diversos medios de comunicación aparecieron con pintadas y amenazas de militantes kirchneristas.
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A esto se sumaron amenazas en redes sociales, pegatinas intimidatorias contra el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, y pasacalles ofensivos en las inmediaciones de lugares sensibles, como el jardín de infantes al que asiste el nieto del camarista Carlos Mahiques. También fue blanco el diputado libertario José Luis Espert, cuya vivienda fue atacada por un grupo K en un claro mensaje mafioso.
Detrás de esta avanzada se encuentra el mismo sector que durante años se benefició de la impunidad que ofrecía el poder. Ahora, acorralados por los fallos judiciales, buscan destruir la República y el sistema democrático mediante la intimidación y la presión en las calles.
El objetivo de la campaña, según allegados, no es solo agitar a la militancia. Máximo Kirchner pretende «disciplinar» a jueces y fiscales, y reinstalar la narrativa de una supuesta «persecución política» para victimizar a su corrupta madre.
El aparato comunicacional del kirchnerismo también se puso en marcha, y se prepara un «documental» sobre la detención de Cristina con el objetivo de intentar reescribir la historia mediante mentiras y tratar a la corrupta expresidente como una víctima de «persecución política».
Lo que queda en evidencia es que, lejos de aceptar la legalidad de las decisiones judiciales, el kirchnerismo, con Máximo Kirchner al mando, se lanza a una estrategia de venganza, atacando abiertamente a la democracia republicana.