La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) habría dado fin a la licencia que se aplicaba a la empresa petrolera Chevron que tenía desde finales de 2022. Antes de esa fecha Chevron había reducido enormemente su presencia en Venezuela después de que Estados Unidos endureciera las sanciones en el 2019 luego de su tentativa de imponer por la vía de la fuerza a su títere Juan Guaidó. Chevron podrá mantener autorización para mantener su infraestructura clave en Venezuela, lo que le permitiría a la compañía petrolera reanudar rápidamente sus operaciones en caso de una distensión en las relaciones entre ambos países.
La administración de Donald Trump, a través de la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, confirmó que la licencia que permite a la petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela venció este martes por la noche como medida de presión contra el gobierno de Maduro. Esto lo detalló en una rueda de prensa, donde afirmó que la licencia expiraba a las 23:59 horas (martes) de la costa este de Estados Unidos.
Las nuevas directrices o términos para Chevron que se comenzarían a aplicar serían similares a los de una licencia estadounidense que tuvo entre 2020 y 2022 para sus operaciones en Venezuela, antes de que el gobierno de Bien en ese entonces permitiera una la licencia más amplia de la compañía petrolera que ha expirado este martes 27 de mayo.
Hasta ese entonces a Chevron solo se le permitía “realizar operaciones extremadamente limitadas”, pero aun así con licencias parciales, y en medio de las sanciones, la empresa estadounidense siempre estuvo presente en el país. La licencia de Biden permitió revitalizar la producción y las exportaciones de petróleo de Venezuela después de años de inversión insuficiente y las sanciones en curso.
Bajo los nuevos términos que se aplicarían de ahora en más, Chevron no puede operar campos petroleros en Venezuela, exportar su petróleo ni expandir actividades. El período de finalización establecido en la licencia anterior para completar transacciones, terminó expirando, a pesar de una declaración del enviado especial estadounidense, Richard Grenell, la semana pasada de que se otorgaría una extensión de 60 días, luego de conversaciones con funcionarios de Maduro y la liberación de un militar estadounidense que estaba detenido en Venezuela. La línea de Marco Rubio se habría terminado imponiendo.
Al momento de escribir este artículo no se ha publicado nada oficialmente sobre en qué condiciones continuaría la presencia de Chevron en Venezuela. Por eso se especula que podría ir desde un a presencia mínima para conservar sus activos a una nueva orden similar de reducción de producción por parte de la administración anterior de Trump en 2020, que permitió a Chevron producir crudo en Venezuela y seguir siendo socio en empresas conjuntas con la empresa estatal PDVSA, pero prohibiendo cualquier exportación o importación de la empresa en el país.
Actualmente Chevron participa en las Empresas Mixtas Petroboscán y Petroindependencia en el occidente del país; en la Faja Petrolífera del Orinoco Chevron participa en los proyectos de crudo extrapesado Petropiar y Petroindependencia. En las operaciones de gas costa afuera, la compañía participa en los Bloques 2 y 3 de la Plataforma Deltana con participación exclusiva, además del 100% de Cardón 3 del Proyecto “Rafael Urdaneta”. Son grandes sus intereses y proyectos económicos estratégicos en el país.
Las empresas conjuntas de Chevron con PDVSA representan aproximadamente una cuarta parte de toda la producción petrolera del país y constituye una fuente importante de crudo pesado para sus propias refinerías y otras operadas por empresas como Valero Energy, PBF Energía, Phillips 66 y Exxon Mobil, de acuerdo a un informe de la agencia Reuters.
Recordemos que a finales de marzo el gobierno de Estados Unidos notificó a empresas petroleras que operan en Venezuela y en sociedad con PDVSA la cancelación de las autorizaciones que les permiten la producción, exportación y derivados de petróleo venezolano. Las empresas que fueron notificadas en ese entonces por el Departamento del Tesoro de la revocación de sus licencias a partir del 27 de mayo son: la española Repsol, la francesa Maurel&Prom, la italiana ENI, la india Reliance Industries y la estadounidense Global Oil Terminals del magnate Harry Sargeant III.
También Donald Trump, ya había emitido una orden ejecutiva que declara que cualquier país que compre petróleo a Venezuela podrá pagar un arancel del 25% en los intercambios con Estados Unidos, a partir del 2 de abril, que de hacerlo se exponen a represalias de la Casa Blanca. La medida centra la presión de Trump en los compradores de petróleo venezolano que no sean Estados Unidos, como China.
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De concretarse todas estas medidas, desde la eliminación de licencias petroleras a las compañías extranjeras hasta la suspensión de la compra de petróleo venezolano por terceros países, se estaría configurando un escenario similar al bloqueo petrolero de 2019, cuando se implementó para imponer un gobierno títere como el de Guaidó, alineado con los intereses imperialistas. Sin embargo, esa estrategia resultó en un fracaso, y desde entonces las sanciones y amenazas han oscilado.
Como impacto inmediato, de acuerdo con la mayoría de especialistas económicos, y no precisamente de izquierda, evalúan un impacto económico que terminará cayendo sobre el pueblo. La nueva sanción implicará seguramente un aumento de la inflación, porque el Gobierno tendrá grandes dificultades para contener el tipo de cambio, reduciéndose la oferta de dólares en el mercado cambiario de Venezuela, alimentando la depreciación. La alta burocracia estatal y altos sectores económicos, tanto vinculados al gobierno o no, que no dependen del día a día, no se verán afectados.
El economista Asdrúbal Oliveros, socio-director de Ecoanalítica, durante una entrevista este 27 de mayo, estima que luego del vencimiento de la licencia de Chevron, las consecuencias en la economía venezolana comienzan a sentirse con mayor fuerza, considerando que la inflación a finales de año podría llegar a 200 %. Con la caída en el flujo de ingresos que provoca la medida, considera que “la gente que gana en bolívares sentirá que su poder adquisitivo va a mermar”, acotando que la devaluación del bolívar se intensificará, afectando más a la clase trabajadora sin acceso a las divisas.
Pero es importante recalcar que bajo la política de Maduro y su plan privatizador y entreguista, la licencia que tenía Chevron, tiene asociado un esquema de despojo o saqueo, pues no se trataba solo de producir petróleo y exportar, sino que encubiertamente tenía un proceso de privatización y altos niveles de sobreexplotación de la mano de obra. La empresa estadounidense pasaba a tener todo el control de la empresa mixta petrolera donde operaba, dado que PDVSA como tal no lo podía hacer por las sanciones, aumentando su participación en un esquema de hacerse de los activos de las empresas.
Pero las sanciones impuestas por Estados Unidos son un arma miserable que ha buscado estrangular más aún la economía del país para generar por esa vía un forzamiento de cambio de gobierno favorable a Estados Unidos y a la derecha que lidera María Corina Machado quién ha festejado que se recrudezcan las sanciones imperialistas. Como lo han llegado a reconocer figuras del establishment político estadounidense uno de sus objetivos explícitos es causar mayores penurias en el pueblo para generar mayor presión social del cambio de gobierno que Estados Unidos desea y el coro trumpista criollo anhela.
Sostenemos que el petróleo, como recurso estratégico, debe permanecer cien por ciento en manos del Estado y bajo control de los trabajadores, evitando cualquier intento de privatización que beneficie a las transnacionales y los grandes grupos económicos tanto los vinculados al gobierno o demás factores de poder. Al tiempo que combatimos las políticas antiobreras del gobierno de Maduro y denunciamos su curso aperturista privatizador, nos oponemos firmemente a las constantes amenazas, sanciones y agresiones del imperialismo, que buscan someter a los pueblos a sus designios.
El imperialismo estadounidense –cuyos capitales nunca han dejado de estar presentes en el país–, pugna por recuperar el espacio perdido y volver a poner a Venezuela bajo su órbita. Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) que impulsa La Izquierda Diario, somos acérrimos antiimperialistas, por eso hemos rechazado y seguimos rechazando las sanciones imperialistas, la confiscación de bienes y toda agresión o amenaza imperialista. Por eso denunciamos a toda esa derecha tradicional venezolana que avala, reclama y festeja todas las agresiones imperialistas, como hace María Corina Machado. Basta de injerencia imperialista con sus sanciones económicas.