Cristian Medina tendrá este sábado su primer enfrentamiento contra Boca, el club donde se formó, debutó y jugó más de 160 partidos hasta convertirse en una pieza clave del mediocampo. Será en La Bombonera, desde las 20.30, cuando Estudiantes visite al Xeneize por el Torneo Apertura, en una noche que promete muchas emociones.
Desde su estreno en 2020 con Miguel Ángel Russo como DT, Medina fue uno de los símbolos de Boca Predio. Con 22 años, suma cinco títulos, nueve goles (incluido uno histórico en el 1-1 ante River en el Monumental, el recordado “Medinazo” de 2024) y un lugar asegurado entre los mediocampistas más utilizados en los últimos años. Sin embargo, su salida dejó más heridas que aplausos.
A mediados de 2024, cuando el Fenerbahce de Turquía vino a buscarlo, desde el Consejo de Fútbol encabezado por Juan Román Riquelme pusieron condiciones que no terminaron de cerrarse. La novela se alargó, y Medina, decidido a emigrar, tomó una postura firme: se negó a jugar por Copa Argentina ante Gimnasia, lo que derivó en su marginación del plantel por parte de Fernando Gago.
El conflicto escaló rápido. el futbolista terminó entrenando apartado del grupo, sin chances de volver a ser tenido en cuenta. Fue entonces que apareció Foster Gillett con una oferta concreta desde Estudiantes: 15 millones de dólares, la cláusula de rescisión, que finalmente se ejecutó.
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Entre el cariño y el reproche de los hinchas de Boca
La reacción de los hinchas este sábado es una incógnita. Por un lado, está el reconocimiento al “pibe del club” que dejó todo en la cancha durante más de cuatro años. Por el otro, la bronca por cómo se dio su salida, con presión pública incluida y una decisión tajante de no volver a jugar.
Medina fue parte del medio campo junto a Alan Varela y Agustín Almendra, una generación surgida de las inferiores que ilusionó a los hinchas. Supo ser titular indiscutido para todos los técnicos que pasaron por el banco xeneize, y siempre mantuvo un rendimiento parejo.
Pero su final, envuelto en tensiones con Riquelme y el Consejo, dejó una grieta que todavía no cerró. Este sábado, cuando pise el césped de La Bombonera con otra camiseta, el público dirá si el recuerdo pesa más que el enojo, o si el conflicto empañó para siempre su historia en el club. El veredicto está en manos de la gente.
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