Las horas siguen pasando, y la angustia crece para la familia de Lian Flores Soraide, el niño de tres años que desapareció en el pequeño pueblo cordobés de Ballesteros Sud mientras sus padres descansaban.
La investigación avanza con gran hermetismo, y aunque varias hipótesis están siendo analizadas, ninguna tiene un sustento firme que permita determinar si el niño se perdió accidentalmente en el campo o si fue víctima de un secuestro.
La fiscalía, a cargo de la investigadora Isabel Reyna, ordenó la intervención de diversos dispositivos, incluyendo una decena de teléfonos celulares y tres camionetas que serán peritadas en los próximos días.
La hipótesis más fuerte que se maneja es la de un posible secuestro, relacionado con una camioneta blanca, que según un vecino de la localidad, habría sido vista en el lugar poco después de la desaparición del niño.
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El caso se encuentra bajo secreto de sumario para evitar que las pistas sean manipuladas. Sin embargo, una información extraoficial que circuló el lunes indicaba que se habría encontrado un short azul, el mismo que llevaba puesto el niño antes de desaparecer, aunque esta información aún no ha sido confirmada por las autoridades.
Mientras tanto, la fiscalía continúa tomando declaración a los familiares de Lian, incluidos sus hermanos, quienes fueron entrevistados en una Cámara Gesell por un equipo de psicólogos.
Además, los efectivos policiales continúan los rastrillajes en la zona rural de Ballesteros Sud, con el apoyo de perros adiestrados, drones, helicópteros, caballos y patrullas a pie. Sin embargo, todos los operativos realizados hasta el momento no han dado resultados positivos.
La desaparición
Lian, hijo de padres bolivianos, es el anteúltimo de seis hermanos, y hasta la fecha de su desaparición vivía con su familia en una modesta vivienda en las afueras de Ballesteros Sud.
Este pequeño pueblo se caracteriza por su baja población y por ser un área donde se desarrollan actividades agrícolas y de construcción, como la fabricación de ladrillos de barro, a cargo de varios inmigrantes bolivianos que residen en el lugar.
El día de la desaparición, el calor agobiante, que superó los 40 grados, llevó a los padres de Lian a descansar por la tarde. Fue al despertar, alrededor de las 15:30, cuando se dieron cuenta de que el niño no se encontraba en su casa.
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Inmediatamente comenzaron a buscarlo por todo el predio, ya que el terreno no está delimitado con rejas ni cercos, lo que facilitó su salida al campo. Al no encontrarlo, recorrieron la zona a pie y en vehículos, pero no lograron dar con su paradero.
En este contexto, aparece una hipótesis poco mencionada, relacionada con rituales bolivianos, que podría llegar a explicar la situación.
Dentro de las comunidades bolivianas, son muy comunes los «rituales de la Pachamama«, ceremonias que se realizan para «agradecerle a la Madre Tierra» y «pedirle protección«, mediante el pago de un «tributo«.
Muchas veces, este tipo de eventos son utilizados por delincuentes o asesinos que secuestran a jóvenes para «ofrendarlos«. Por ejemplo, hace unos meses dos hombres fueron condenados a prisión en Bolivia por la desaparición de una mujer, a quien asesinaron, enterraron y «ofrendaron a la Pachamama«.
Si bien esto es solo una hipótesis, la comunidad local sigue preocupada por el misterio que rodea esta desaparición y espera que los esfuerzos de la policía y las autoridades judiciales puedan esclarecer lo sucedido.